viernes, 31 de mayo de 2013

NÁPOLES Y POMPEYA, UNA VISITA OBLIGADA

A tan solo una hora de Roma en tren, se encuentra una de las ciudades mas grande e importante de Italia, Nápoles.

Conocida por ser el auténtico origen de la pizza, por sus calles peligrosas, por sus problemas con la basura y por sus artesanos creadores de belenes, Nápoles es además una excelente punto de partida para hacer excursiones a Pompeya y Herculano y además para visitar la Costa Amalfitana.

Nosotras decidimos pasar una noche en Nápoles para así poder visitar Pompeya y pasear un poco por la ciudad a la vuelta de la excursión.

Para llegar a Pompeya, hay que coger la línea Circumvesuviana. Un tren bastante descascarillado y sin aire acondicionado que suele estar lleno la mayoría de horas del día. En poco mas de media hora, llega a la parada Pompei Scavi-Villa dei Misteri

A pocos metros de la estación encuentras una hilera de bares, restaurantes y pequeños puestos con recuerdos y, tras pasarlos, las taquillas para entrar en esta mágica ciudad víctima de la erupción volcánica mas famosa de todos los tiempos que ocurrió en el año 79 a.c.


Porta Marina te da la bienvenida a la ciudad, que te sorprenderá nada mas cruces su umbral. Es mucho mas grande de lo que esperaba. 



No era un pequeño pueblo si no mas bien una ciudad de grandes dimensiones con restaurantes, tiendas, edificios administrativos, basílicas, templos y su gran foro principal.


Sorprende pasear por sus calles de grandes adoquines perfectamente conservados y pensar la cantidad de gente que pasó por estos mismos y el tiempo que hace de ello.


Toda la ciudad está rodeada de arboleda, olivos, una zona muy verde que la hace un mas bonita por su entorno.


Algunas de las casas aun mantienen los frescos de la época. ¡Es increíble! 


Pero lo que mas me impactó fueron los restos de los cuerpos de algunos de los vecinos que fueron abrasados aquella fatídica noche.


Es una visita altamente recomendable que llevaba mucho tiempo queriendo hacer. A pesar de haber visto varios documentales sobre lo que allí ocurrió, no hay nada como verlo in situ y dejarte llevar por lo que cuentan esos restos, esas calles sobre la historia de esta misteriosa ciudad.

De vuelta a Nápoles, tras una explicación exhaustiva del recepcionista del hotel sobre como teníamos que llevar el bolso, sobre que cosas podíamos llevar a la calle y que cosas no, nada de joyas y mucho cuidado con móviles y cámaras, o sobre como actuar en caso de problema (y nosotras quedarnos con la boca abierta y con el miedo en el cuerpo) nos fuimos a dar una vuelta por la ciudad.

No hay mejor forma de conocer Nápoles que a pie. El centro no es muy grande así que es bastante  accesible andando. Si quieres visitar los dos castillos y la Plaza Plebiscito, puedes coger un autobús y caminar un poco mas para llegar porque no está muy lejos del centro.

Además, hay una ciudad subterránea bastante curiosa que merece la pena visitar, pero que nosotras no tuvimos tiempo de ver.

Nápoles es la típica ciudad decadente, estilo Lisboa, pero con mucho encanto. De calles estrechas llenas de ropa colgada en los balcones y ventanas.


El centro de la ciudad destaca por tener gran cantidad de iglesias en un espacio relativamente pequeño, además de la catedral.



Las calles mas interesantes del centro para visitar son Via Tribunali y Via S. Biagio dei librau, donde se pueden encontrar gran cantidad de pequeñas tiendecitas de barrio mas baratas que en otras ciudades italianas.


En una de estas tiendas, nos compramos uno de los dulces mas típicos de la ciudad, la sfogliatella, una especie de croisant hecho a base de capas y relleno normalmente de ricotta. ¡Delicioso!

Sabíamos que el belén típico navideño era una tradición muy importante en Nápoles pero no sabíamos que había una calle de artesanos dedicados solo a fabricar figuritas para estos nacimientos, la calle S.Gregorio Armeno, una calle con mucho encanto.


¡De casualidad! Nos encontramos con el mas que tradicional Polichinela napolitano en una de los callejones del centro, aunque ya lo habíamos visto representado en panderetas, cuadros, imanes, cuadros, postales...


No nos podíamos ir de Nápoles sin comer una auténtica pizza napolitana. Nos recomendaron una pizzeria muy antigua, Da Michele, pero cuando llegamos, había una cola... Pero encontramos otra pizzeria de 1923 deliciosa, Pizzeria Trianon.


Otra cosa puede, pero hambre no pasamos....


Otras entradas que te pueden interesar:





¡¡CELEBRANDO MIS 30!! UNO DE LOS MEJORES CUMPLEAÑOS DE MI VIDA, Y ESO QUE CAMBIÉ DE DÉCADA....

"Cambio de década....puff...Ya verás como ahora notas mas la edad, treinta años ya, a partir de ahora tienes que empezar a cuidarte..." Estos eran los comentarios que escuchaba días antes de mi cumpleaños. No soy una persona a la que le afecte mucho cumplir años, al revés, para mi es siempre motivo de celebración pero ya tenía curiosidad por saber si me iba a levantar con patas de gayo de la noche a la mañana...

Anticipándome a la aparición de arrugas repentina y aun en Roma, empecé a celebrar mi cumpleaños, aunque aun quedaban dos días.

Cociné una cena saludable y deliciosa, esto último dicho por ellos,  para unos amigos en casa, una botellita de vino y, como sorpresa, unos dulces típicos italianos y mi primer regalo, un libro para aprender italiano que me regaló mi amigo Daniele. ¡Esto empezaba muy bien!




Por la mañana, aun con la tripa como un chinche, cogí mi vuelo a Madrid. Para esa noche tenía preparada una cena con mis amigas. Me tocaba cocinar a mi. Así que compré en Roma pasta fresca, provolone para hacer al horno y un par de dulces italianos para sorprenderlas.




Pero la sorpresa me la llevé yo cuando me taparon los ojos con un pañuelo y, después de unos susurros entre ellas, me quitaron el pañuelo y me encontré con un regalo que no me esperaba y de los mas personales que había recibido nunca. Una tarta de fondant que me había hecho una de ellas, María.



Una maleta con banderas de algunos de los países donde he estado, el avión de Alitalia, la Torre Eiffel, un canguro....Recuerdos de mis últimos viajes. ¡Que pasada!

¡Me quedé tan impresionada! No parecía una tarta...¡Era tan real! Por supuesto, no podía comerme esa tarta, ¿tarta? ¡Esa obra de arte! Curiosamente, todas estuvimos de acuerdo en la decisión menos María, que era la que la había hecho y que quería probarla. Yo quería ponerle algún producto para guardarla para siempre y ella insistió en que era imposible...Pero yo quería intentarlo así que nadie probó la tarta esa noche.





Mas regalitos, brindis y al día siguiente, el día de mi cumpleaños de verdad, comida rica con la familia mientras recibía llamadas, y mensajes de la gente felicitándome.

Después de mirar como poder mantenerla, que productos poder echar y no encontrar nada (y tener a mi hermana en la oreja "vamos a probarla. Que pinta. Venga Marta. Esto si no lo comes se te pone malo....") con todo el dolor de mi corazón, corté la primera porción de tarta. ¡Eso si! Guardé todos los adornos de fondant en una caja de plástico que tendré a buen recaudo por el resto de los siglos.

Pero aun quedaba otra sorpresa...Mis mejores amigos me habían organizado una sorpresa para el día siguiente por todo el día. No me quisieron decir nada, solo me dijeron que me iba a gustar mucho y que sería mi primera vez... ¡¿eh?! "¡No me montéis en un avión para saltar en paracaídas o algo así eh!"

Llegó el día, me vinieron a buscar en coche y después de unos veinte kilómetros, me dicen que me ponga un pañuelo en los ojos. ¡Que mareo! No paraba de preguntar "¿cuanto queda? ¡Por dios! Voy a acabar echando la rabi..." Por fin llegamos. "¡Quítate el pañuelo!"

¡Estábamos en el Safari de Madrid! ¡Me encantan los animales y nunca había estado en un safari! Que ilusión me hizo... Era lunes así que no había casi coches, es como si estuviera solo para nosotros.




Al principio yo bajaba la ventanilla para darles zanahorias tan pichi, como si no pasara nada pero luego me di cuenta, cuando tenía un camello, dos cabras y tres bambis empujándose con una cebra para coger la zanahoria, que quizás, y solo quizás, debía subir un poco la ventanilla...



Es muy divertido ir al safari porque es completamente diferente a visitar un zoo. El contacto con los animales es mas directo, están libres, en una zona abierta. Es algo curioso que recomiendo. ¿Cómo debe ser ir de safari por África? Algún día....




Pasamos un día muy divertido, rodeados de animales y poca gente, a nuestras anchas por el safari. Pero la guinda del pastel vino por casualidad y justo al final, cuando nos sentamos a tomar algo antes de irnos.



Estábamos sentados en el kiosko tomando algo cuando vemos en la única otra mesa ocupada a un par de cuidadores del parque. Dos gatitos estaban jugando a sus pies. Nos acercamos en esa dirección para ver unos pavos reales cuando de repente, "Eh.....¿esto es una broma?" pensé en alto. "No, son dos cachorros de león de un mes que hemos sacado a dar un paseo aprovechando que hoy no había mucha gente en el parque" me respondió una de las cuidadoras.



Se nos quedó a los cinco una cara de lerdos. No nos lo podíamos creer. Teníamos dos cachorritos de león a menos de un metro de nosotros jugueteando entre ellos.



Nos pusimos a jugar con ellos, a mirarlos mas de cerca, a fijarnos en lo bonitos que eran, en sus ojos, el pelaje suave, esas zarpas que te recordaban que de gatito no tenían nada...



No parábamos de hacerles fotos. ¿Cuando volveríamos a estar tan cerca de dos leoncitos? Quien sabe, pero no es algo que se haga todos los días... Que experiencia tan increíble. Nunca la olvidaré.



Cuando nos íbamos, los dos pequeños tambaleándose e incluso cayéndose hacía los lados como si estuvieran borrachitos porque acababan de tomar el biberón de leche y les pesaba el estómago nos seguían para seguir jugando, como dos perritos. Supongo que, sea el tipo de cachorro que sea, no dejan de ser cachorros juguetones, aunque con un par de meses mas pueden arrancarte un brazo aunque solo sea jugando....

Vuelta a casa con la sensación de felicidad, de satisfacción. Me llega un mix de un amigo Dj que me lo había preparado por mi cumpleaños. Cena de despedida con la familia y, al día siguiente, vuelta a Roma.

Después de estos días intensos y llenos de emociones, me despedí de Madrid volviendo a Roma con muy buen sabor de boca y además con una polizón en mi mismo vuelo, mi prima se venía a Roma unos días conmigo.

Parecía que se habían acabado las sorpresas y que este cumpleaños treintañero celebrado a lo boda gitana había llegado a su fin pero no. Ya en Roma, mi compañera de apartamento, María, me sorprendió con dos mini tartas, con sus correspondientes velas para soplar, y un regalo. 





Cuando abrí el paquete no sabía si darle las gracias o tirarla por el balcón...Un recetario de como hacer 222 tipos de pasta italiana diferente. Ya hemos decidido cocinar, al menos, una receta a la semana. ¿Quién mantiene la linea así? 





Y por si fuera poco, en un par de días viene mi mejor amigo a visitarme a Roma con su novio y unos días después me voy de viaje por la Costa Amalfitana con mi familia. ¡Vaya cumple!

He sobrevivido a cumplir los temibles treinta y creo que no me han salido patas de gallo en estos días, a pesar de lo mucho que me han hecho sonreír últimamente...


Otras entradas que te pueden interesar:

Primer día en Tokio, ¡¡Mi cumpleaños!!

Mi primer cumpleaños en Nueva York



lunes, 13 de mayo de 2013

EL BARRIO JUDÍO DE ROMA, UNA PERLA ESCONDIDA

Aunque parezca imposible, en Roma aun quedan esos barrios, esos rincones, no tan conocidos que están llenos de encanto, por los que da gusto pasear, en los que relajarse o huir de la marea de turistas en la ciudad. El barrio judío de Roma es sin duda uno de ellos, una perla escondida.

El gueto que hubo en Roma es uno de los mas antiguos del mundo. El mas antiguo se encuentra en el mismo país, en Venecia. Pero además, fue el último gueto judío en la Europa occidental hasta su reintroducción en la Alemania nazi.

Fue construido como tal en 1555. Un barrio amurallado con tres puertas que se cerraban por la noche, donde agolpar a los judíos para que no pudieran tener excesivo contacto con el resto de la población pero a su vez para protegerlos de la ira de esta. 

Actualmente, un laberinto de estrechas callejuelas, tranquilas y silenciosas a un lado de la Piazza Venezia. En el centro pero escondido de el. 



Son numerosos los restaurantes y cafes kosher en la zona donde poder degustar uno de los deliciosos dulces tradicionales o la especialidad judía de alcachofas fritas (Carciofi alla giudia).


Según paseas por las callejuelas, encuentras símbolos hebreos en las paredes e incluso algún homenaje a las víctimas llevadas a la fuerza a Auschwitz, entre cinco mil y diez mil, de las que solo regresaron con vida dieciséis.


Pero no hay mejor forma que enfrentarse a todo lo que ocurrió, renaciendo y siguiendo hacia delante. Por eso da gusto encontrarse una escuela secundaria, una pequeña oficina de información sobre la historia del barrio y gente judía y no judía mezclada sin ningún tipo de problema.



Y como no podía ser de otra forma, la Sinagoga, junto a la que se encuentra el museo hebraico, a los que no pude entrar poco estaban cerrados. Algo curioso que encontré en la entrada del museo es que ponía (en inglés e italiano): "Por motivos de seguridad solo se podrá visitar la Sinagoga y El Templo español con un guía del museo".

¡¿Templo español junto a la Sinagoga y formando parte de ella?! Por mas que he buscado información en internet, no he encontrado nada relacionado. ¿Es posible que tras la expulsión de los judíos de España en 1492 muchos de estos acabaran en Roma y por eso formaron un templo español en el barrio judío? Quiero acercarme a la Sinagoga para preguntar y saber algo mas sobre el tema.

Protegiendo el barrio judío como testigos de su renacer, el Teatro   de Marcelo, una preciosa ruina romana de antes de cristo, y la fuente de las tortugas en la Plaza Mattei y a muy pocos pasos del Puente Fabricio.





Pero hubo algo que me hizo mucha gracia y me llamó mucho la atención. Un nuevo negocio en el barrio. Un negocio moderno pero que mantiene la tradición y las reglas auténticas judías. Un restaurante de sushi kosher :)



Tengo que decir que tengo especialidad debilidad por la cultura judía. Porque me llama la atención su forma de vida, sus creencias, sus ideas. Tanto que en Nueva York viví durante un año en uno de ellos, uno muy activo y bastante ortodoxo, donde aprendí mucho sobre esta religión y cultura. Una atracción irracional pero muy fuerte.

A todos los países que viajo, en todas las ciudades por las que paso siempre me informo de si hay un barrio judío para poder visitarlo. Todos tienen algo que no se definir, un halo de misterio, de sobriedad. 

Recientemente en Córdoba, el mítico de Toledo y durante los últimos años, Varsovia, Cracovia, Berlín, Budapest, Praga, Viena, Bruselas, Brujas, Amberes, Paris, Amsterdam, Venecia y Nueva York. Todos ellos parecidos pero distintos. Algunos aun barrios activos llenos de vida, muchos otros sombras de desaparecidos, muros, casas viejas y algún que otro símbolo hebreo nos recuerda lo que un día fueron e incluso lo que allí ocurrió.

Me es imposible no bajar la guardia, no callarme o medir mi tono al pasar por algunos de estos barrios. No todos fueron guetos pero muchos de ellos si. Jaulas donde encerrar a la gente por ser "diferente". Algo terrible que no pasó hace tanto tiempo. 

Aun recuerdo cuando fui a Auswitch, como pasamos casi todo el día sin apenas hablar, solo murmurando lo increíble que parecía todo, sin hacer casi fotos porque nos parecía irrespetuoso. Algo de lo que horrorizarse pero también de lo que aprender.



Otras entradas que te pueden interesar:





viernes, 10 de mayo de 2013

A TRAVÉS DE LA CERRADURA: LA CÚPULA DE SAN PEDRO Y TRES PAÍSES A TUS PIES

Subiendo por una de las siete colinas de Roma, la colina Aventina, donde se asienta uno de los barrios mas tranquilos y bonitos de la ciudad que situado a poca distancia del Circo Massimo, se llega a uno de los mejores secretos guardado de Roma.



Serpenteantes calles te llevan a la Piazza dei Cavalieri di Malta, dejando a un lado de la iglesia de San Alejo.


En la zona, nadie. Coches aparcados en una especie de aparcamiento improvisado, un par de portones altos y nada mas. "Pero, ¿cual es la puerta de la finca del Priorato de Malta?" Entonces veo una puerta verde que me llama la atención, con una gran cerradura con marcas de desgaste y me acerco a ella. Nadie a mi alrededor.


Me acerco y miro a través de ella, y de repente aparece delante de mi. Incoscientemente abro la boca de asombro, a pesar de que había visto la imagen en algunas fotos. Es impresionante, no esperas ver algo tan bonito a través de un sitio tan pequeño.

Y mientras sigo mirando, me paro a pensar en lo curioso de esta plaza. No pertenece a Roma, ni si quiera pertenece a Italia. Es un territorio donado por la Santa Sede a la Orden de Malta. Un estado soberano sin territorio propio. El país mas pequeño del mundo. Yo pensé que era El Vaticano, pero no, porque esta nación es aun mas pequeña, porque no tiene tierra. 

Ni si quiera antes sabía que existía y leyendo un poco descubro que es un país como tal, de unos ochenta habitantes que acuña su propia moneda, sus propios euros, que por cierto, están muy solicitados por los coleccionistas por ser muy escasos. 

Increible. Desde esa cerradura puedes ver tres países. El país de la Orden de Malta, el Estado Vaticano e Italia. ¿Es posible ver tres países o mas desde cualquier otro punto en el mundo?

Y mientras divago, veo que se acerca un grupo de turistas. Hago una foto y les dejo mirar. Cuando miro en la cámara como ha salido la foto, ¡sorpresa!. No sale la cúpula de San Pedro. Parecía un espejismo. "¡Pero si acabo de verlo durante minutos con  mis propios ojos!" pensé.


Así que me pongo a la cola otra vez para sacar otra foto. Cuando llega mi turno vuelvo a mirar para asegurarme que la cúpula sigue allí y hago otra foto. Dejo pasar al siguiente en la cola. ¡Nada otra vez!

Decido ir a dar una vuelta a Il Giardino degli Aranci, que está a pocos pasos de allí y tiene unas vistas muy bonitas de la ciudad mientras aprovecho para disimular y esperar que los turistas se vayan para poder volver a intentar hacer la foto por tercera vez sin que piensen que estoy mal de la azotea.

Los jardines son un oasis de paz en esta ciudad caótica a penas a unos metros del centro. Las vistas son muy bonitas. San Pedro, el Trastevere, la Plaza Venecia... Merece la pena sentarse en uno de sus bancos y dejar que el reloj se pare mientras disfrutas de lo que ves.


De nuevo, me dirijo hacia la cerradura para volver a hacer cola otra vez, solo hay unas seis-ocho personas, e intentar hacer la foto de nuevo. "Esta vez tiene que salir, ¿o es que no podré tener una foto de esto para poder recordarlo o para poder enseñarlo de tal forma que la única forma de verlo sea venir aquí y mirar a través de la cerradura?" suena romántico, algo que no puedes capturar...¡Pero yo quiero una foto!" discuto conmigo misma en voz baja.

Mi turno. Hago cuatro fotos para tener mas posibilidades y dejo pasar al siguiente en la cola. Me aparto a un lado para comprobar las fotos y en la tercera aparece, la cúpula de San Pedro al final del jardín. Que bonito. "Tenía tanto afán en sacar la foto que ni si quiera he prestado atención en volver a verlo..." me paro a pensar un segundo mientras me dirijo de nuevo a la cola para ver y mirar con atención, disfrutando otra vez de ese secreto en Roma no muy conocido entre los turistas. Mi turno. Miro a través de la cerradura. De nuevo, se me vuelve a abrir la boca al verlo.




Otras entradas que te pueden interesar:





sábado, 4 de mayo de 2013

EN BUSCA DEL PAPA PACO, CONOCIDO TAMBIÉN COMO EL PAPA FRANCISCO

"¿Que vas a hacer hoy por la tarde?" Me pregunta mi compañera de piso mientras comemos. "Me voy a ir a dar una vuelta a ver si veo al Papa". Por algo así en cualquier otra ciudad del mundo te podrían encerrar por loco pero aquí en Roma suena hasta medio normal.

Había leído en internet que el nuevo papa, Francisco, iba a presidir el rezo del rosario hoy a las seis de la tarde en una iglesia que hay muy cerca de mi casa, Santa Maria Maggiore. Así que decidí ir en busca del papa Paco.

Mientras camino hacia la iglesia voy pensando "No se si hacer fotos porque claro...tengo que respetar que es un acto religioso y que habrá gente allí que será algo único para ellos rezar el rosario con el papa...." "Por otro lado, ¿¡Como voy a estar en una iglesia con el papa y no voy a hacerle al menos una foto!?" "Encima esta cámara al hacer fotos suena mucho....que vergüenza....no se...no quiero molestar pero quiero una foto del papa..." "¿Que hago? ¿Me siento o mejor me quedo atrás?"

Seguía con la pelea interna de que hacer y como cuando, a dos calles de la iglesia, veo que las calles están cortadas y hay muchísima policía controlando los alrededores de la iglesia. Cientos de personas esperando al otro lado de las vallas de seguridad y un cordón que no deja pasar a nadie.

¡Seré ilusa! ¡Y yo pensando si hacer fotos o no! Como si fuera a ver a Marujita Diaz. No me había dado cuenta de la importancia de la presencia del papa hasta que vi a tanta gente con banderas de sus países (incluidas españolas) y carteles saludando al papa.



Yo prácticamente pasaba a dar una vuelta por allí, a curiosear pero había gente que llevaba horas y horas esperando para ver al papa, con la soflama que hacía hoy.

Después de posicionarme estratégicamente detrás de unas mujeres mas bajitas, ver a una monja rezar el rosario mientras escribía con su BlackBerry y fijarme en los policías tan guapos que había que seguro que habían pasado un casting para poder estar ahí, la gente empieza a revolucionarse y las campanas de la iglesia empiezan a replicar.

Un par de coches oficiales negros con las ventanillas subidas, un porche (que no se quien iría dentro, si Berlusconi con alguna amiguita o que), y finalmente un coche oficial con la ventanilla bajada y el papa Francisco saludando mientras sonríe.




Yo nerviosita, "hago foto o miro" "señora por dios no me empuje" "¡uh! ¡Yo creo que alguien me ha tocado el culo! será sin querer..." Una foto en movimiento y de repente todo había terminado. El coche del papa ya había pasado y la señora de al lado decía en italiano "¡¡¡¡Estaba encendiendo la cámara y cuando he mirado para arriba ya había pasado!!!!" mientras hacía el típico gesto italiano con la mano.

Está claro que no es la mejor foto del mundo....que ese hombre de blanco que saluda podría ser mi padre o Margarita seis dedos disfrazada de papa pero no....Es Paquito (y no el chocolatero). Prueba conseguida: ¡Papa III visto!

Primero fue Juan Pablo II cuando visitó Madrid por última vez, hoy hace justo diez años, el cuatro de mayo de 2003. Casualidades de la vida, la zona por la que pasó el papamóvil en esta ocasión estaba a dos calles de mi casa. Mas movida por el hecho de que era un hombre que me caía bien, que era una personalidad importante y que estaba a dos minutos de mi casa que por mi sentimiento estrictamente religioso, me acerqué a ver pasar a Juan Pablo II. ¿Quien me iba a decir que justo diez años después iba a estar en Roma viviendo y viendo al tercer papa de mi vida?

Después vino Benedicto XVI casi por casualidad. Un mes y medio después de que fuese nombrado papa, unas amigas y yo nos fuimos un par de semanas de viaje por Italia. Que información miraríamos que no sabíamos que el papa estaba en Roma, pensábamos que estaba de viaje, y que salía todos los domingos a la Plaza de San Pedro a saludar a los fieles. Así que visitando la Plaza de San Pedro por primera vez vimos que estaba llena pero pensábamos que era normal. Nos fijamos que la gente estaba mirando para arriba y ya preguntamos. "Es que en media hora saldrá el papa a saludar" nos dijeron. "¡¿Ah si?! Pues entonces nos quedamos ¿no?" Y allí nos quedamos a ver al nuevo papa, Benedicto XVI.

Le saludamos con un mítico "¡¡Benedicto!! ¡¡guapoooo!! ¡¡te queremos!!" que seguimos recordando de vez en cuando entre risas.

Es curioso como en tres situaciones totalmente diferentes, con diez años de distancia entre ellas, he visto a los tres últimos papas. Yo, católica cristiana apostólica romana practicante a no poder mas y aun pensándome si meterme a monja es mi destino...


Otras entradas que te pueden interesar:





jueves, 2 de mayo de 2013

DE CONCIERTO DESCUBRIENDO LA CULTURA ITALIANA: LA TARANTELA

Justo en la esquina de nuestra calle está uno de los bares mas populares de la zona de San Lorenzo, Beba do samba. Es bastante interesante porque tiene intercambios de idiomas un par de días a la semana, conciertos casi todas las noches y mucho ambiente siempre. Cada tarde-noche que paso por allí hay un montón de gente dentro y fuera.

Una noche por fin decidimos unos amigos y yo ir a tomar algo. Al ser fin de semana, nos cobraron cinco euros por entrar. La verdad es que Roma es un poco cara para salir a tomar algo. En bastantes lugares te cobran por entrar si hay concierto y luego las copas son carillas. Mínimo te cobran por una cerveza, un licor (poco mas que un chupito) o una copa de vino cinco euros y por una copa, un mojito o algo así siete euros. Pero la verdad es que, en este caso al menos, mereció la pena por el concierto.

Si me hubieran preguntado antes de esa noche por la música típica italiana hubiera hablado de Laura Pausini, Jovanotti, Romina y Albano, La cicciolina y poco mas. Pero después de escuchar este concierto me di cuenta que es como si le preguntan a un italiano sobre la música típica española y dice Bisbal, Alejandro Sanz, Rocio Jurado y El Fari... Esta es la música que mas frontera ha cruzado pero para nada la mas típica o tradicional del país. 

En este caso, el concierto era de una banda llamada Sossio banda que toca la canción tradicional de la región del sur de Italia La Puglia (para que nos entendamos, la zona del tacón de la bota) llamada Tarantela. Sería comparable a un grupo que en España cantase jotas, muñeiras, paso dobles...

En cuanto empezaron a tocar me quedé impresionada porque no me esperaba para nada una música así. Me sonaba arabesco, una mezcla entre música turca, marroquí pero también la típica música gitana con las panderetas. Una fusión muy interesante con un ritmo pegadizo. 



Usaban muchos instrumentos, una flauta típica hipnotiza serpientes a lo aladin, pandereta, guitarra, armónica, saxofón, acordeón, y algo que me hizo gracia, unas castañuelas.

El bar se empezó a llenar y la gente no paraba de cantar las canciones y aplaudir hasta que en un momento de extasis total, mucha gente se puso a bailar de una forma casi espasmódica haciendo unos movimientos que nunca había visto pero que, las cosas como son, pegaban con el ritmo de las canciones. Otra vez en el baile, una mezcla entre baile árabe típico y movimientos anárquicos que no sabría definir o identificar con ninguna danza conocida para mi.



Lo mas impresionante de todo, la voz de la cantante, sobre todo cuando hacía el tradicional sonido que hacen las mujeres árabes que parecía un canto de sirena que te dejaba fuera de si, suave, hipnotizante y muy profundo.

Cantaban en un dialecto italiano de esa región que ni mi amigo romano podía entender. Pero eso lo hacía mas especial porque podrían ser mensajes secretos que solo unos pocos pudiesen entender.

La verdad es que pasé las dos horas de concierto encantada, sin hablar, escuchando todo y viendo como la gente bailaba de forma tan peculiar. Ya he cogido algunos pasos así que la próxima vez que vaya a un concierto de este tipo de música me pondré a bailar como una loca...



Otras entradas que te pueden interesar: